8:30 AM, el primer bus sale desde el Visitor Complex del Kennedy Space Center, en dirección a Banana River Viewing Site, donde la NASA había habilitado la zona de observación del lanzamiento de la sonda espacial Juno para sus invitados de todo el mundo. Nuestra delegación viajó en el segundo bus junto con el principal investigador de la misión Juno.
Antes de llegar nos reunimos con la delegación de invitados de GAVRT.
Tuvimos el privilegio de acceder al museo que la NASA tiene en esas instalaciones. Aprovechamos de recorrer y compartir con las otras delegaciones de GAVRT durante el tiempo de espera.
El lanzamiento estaba previsto para las 11:34, por lo que nos dirigimos al área habilitada para los invitados de GAVRT a las 11:15.
A la hora señalada para el lanzamiento por los altoparlantes se informó acerca de algunos detalles que se debían resolver antes de lanzar el Atlas V, cohete no tripulado que transportaba en su interior la sonda Juno.
La espera era cada vez más difícil de sobrellevar. Temíamos que algún desperfecto de último minuto pudiese retrasar el lanzamiento. La ansiedad por presenciar el tan esperado momento aumentaba entre el público y muy especialmente entre nosotros.
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La espera segundos antes del lanzamiento, desde nuestra ubicación. |
Antes de las 12:00, había llegado la hora del lanzamiento. El hecho de haber visto salir el cohete Atlas V, con una sonda que dentro de 5 años estaría muy cerca de Júpiter es algo que todos recordaremos. La gran estela de humo, que se propagó por kilómetros y kilómetros fue opacada por una cantidad impresionante de colores que nunca habíamos visto. El espectro incluía todas las frecuencias del arcoiris, en tonos plateados y sutiles. El sonido -que fue más fuerte que un trueno- lo percibimos más de 15 segundos después, por lo que podemos deducir que estábamos alejados alrededor 5 kilómetros de distancia del cohete (considerando que la velocidad del sonido equivale a 343.2 m/s a 20 °C) . A medida que la sonda se alejaba de la Tierra, la amplitud de su sombra iba en aumento y nos sentíamos cada vez más pequeños. Un sentimiento extraño y estremecedor recorrió nuestros cuerpos y nos hizo sentir llenos de energía, felices porque el lanzamiento se había concretado exitosamente. Nos sentimos parte de él, involucrados.
El día anterior al lanzamiento habíamos conversado con la encargada de una de las áreas del Kennedy Space Center, que había estado en dos lanzamientos anteriores y nos sugirió, por su experiencia, que no grabáramos ni sacáramos fotos del lanzamiento, pues la NASA tenía cámaras de video y fotográficas de las más altas tecnologías, con las que capturaría imágenes y fotografías que luego compartiría en su sitio web. Nos sorprendió el comentario, pero ella lo fundamentó en que el lanzamiento era una de las cosas más hermosas que ella había vivido, que ningún equipo de video o fotografico podría captar la belleza y los colores que la energía liberada y la luz formarían. Sin duda tenía razón, ¡muchas gracias!
El Saturn V se demoró más de un minuto -viajando a gran velocidad- en desaparecer en el cielo tras una nube no muy densa. Esto nos recuerda que el espacio no es solo la capa de azul que podíamos ver en aquel momento, sino mucho más. El planeta Júpiter no es un objetivo inalcanzable para la tecnología que ha desarrollado el hombre. Nos sentimos orgullosos de haber participado en el trabajo que ha hecho la NASA y de haber sido distinguidos con una invitación a este lanzamiento.
Esta es la señal oficial que se transmitió por televisión a todo el mundo, a través de NasaTV
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